Con su gira por países de Asia, marcada por lo que sus críticos califican de inútil, Miguel Díaz-Canel, afianzó la apreciación de la población sobre el impudor de la cúpula gobernante cubana.
La Presidencia de Cuba calificó el periplo como "un hito histórico" en los vínculos bilaterales, en contradicción con la vox populi que atribuye los constantes viajes del mandatario a la búsqueda de algún socio a quien aferrarse.
“La reproducción, en una dimensión peor, de un Estado mendicante en la cola de los países autoritarios, autocráticos del mundo para extender su mano pedigüeña, al tiempo que reafirmar su posición como enclave de otras potencias, lo que ha sido siempre Cuba”, indicó, desde La Habana, uno de los vicepresidentes del opositor Consejo para la Transición Democrática en Cuba, Manuel Cuesta Morúa.
“Lo que está pretendiendo el gobierno cubano es buscar nuevos aliados o reforzar sus alianzas con países que puedan mantenerle, en vez de imitar a esos países que han abierto, al menos, su economía para generar no sólo bienestar, sacar a la gente de la pobreza”, agregó.
Aunque no se puede precisar la cantidad de viajes que ha protagonizado Díaz-Canel desde que fue nombrado en 2018, si podría afirmarse que “para Cuba toda esa cantidad de giras del presidente viajero no parecen revertirse en transformaciones, ni siquiera a los niveles en que tradicionalmente este tipo de acuerdo, giras o encuentros traían como consecuencia declaraciones muy esperanzadoras, promesas, acuerdos específicos”, señaló la académica Alina Bárbara López Hernández.
“En las últimas giras, los acuerdos han sido muy vagos y la evidencia está más que clara en el entorno económico actual”, puntualizó.
La gira del designado gobernante del castrismo ocurre cuando los habitantes de la isla viven una grave crisis económica y se enfrentan a apagones diarios y prolongados por las fallas en el mantenimiento y la inversión en el sistema eléctrico.
“Geopolíticamente, Cuba no está en un buen momento, no es un aliado solvente desde el punto de vista del capital simbólico, porque el crecimiento enorme del disenso y la frontalidad de la ciudadanía, aparejada con la ingobernabilidad que hay por la falta de posibilidades de revertir, al menos en algo, la crisis económica, pues ha hecho de Cuba un país que ya no es aquel exitoso experimento caribeño”, sostuvo la historiadora matancera.
Asia es un líder mundial en la producción de bienes de alta tecnología y también de otros bienes a través de lo cual genera empleo y riqueza para muchas economías, en este sentido Cuba no tiene nada que aportar, considera la intelectual:
“Los asiáticos, a diferencia de cómo fueron los soviéticos o quizás los venezolanos, son socios que siempre esperan algo a cambio. Si prestan, esperan que se les devuelva. Si invierten, esperan resultados. Su discurso pragmático tampoco tiene nada que ver con el discurso de la dirigencia cubana”, destacó.
“Y está más que claro que la intención de insertarse en los BRICS tampoco ha repercutido en evidencias que nos convenzan de que se ha obtenido algo. De algún modo eso lo transmite esa imagen, esa foto que se tomaron los dignatarios y en la cual Miguel Díaz-Canel está ubicado muy por detrás de las primeras filas”, apuntó la investigadora.
En la foto tomada en las celebraciones en la Plaza Tiananmen por los 80 años de la Victoria contra el Fascismo y Japón, el cubano quedó muy alejado de las figuras centrales del régimen chino y de los líderes más influyentes del eje comunista mundial.
Al respecto, Cuesta Morúa subrayó que el peligro está implicado en el intento de reforzar esa base autoritaria en el mundo: “Cuba está en la cola de ese eje, buscando protección y sombrilla y convirtiéndose, una vez más, en el enclave del juego de potencias imperialistas, limitando la soberanía del país”.
Para el periodista Reynaldo Escobar, la idea que tratan de proyectar las autoridades, es que van a conseguir un respiro para el pueblo, incluso aunque sepan que no se va a conseguir nada: “que tú verás ahora cuando él regrese va a venir con una propuesta de que se va a arreglar una termoeléctrica, de que van a tener piezas para la guagua... y la gente sigue montada en esa ilusión”.
“Esa es la manera de ganar tiempo. En política, el tiempo se gana con capital político, entonces cada vez Cuba tiene menor capital político y cada vez hay menos tiempo que comprar y ya este país está comprando, no meses, ni años, sino semanas, porque claro, cuando regresa Díaz-Canel con su comitiva, a los dos días, siguen los apagones, el transporte sigue como está y la gente se pregunta, bueno, pero ¿y la esperanza que teníamos en dónde quedó?", comentó Escobar.
Sin embargo, para los cubanos no pasa inadvertido el gasto del gobernante en el cumplimiento de funciones públicas cuando los recursos destinados a la salud, la educación y la asistencia social han descendido abruptamente en los últimos años.
Díaz-Canel y su esposa Liz Cuesta exhibieron costosas gafas, teléfonos, relojes y bolsos que suman miles de dólares, una pompa que muchos catalogaron como un insulto al pueblo menesteroso.
En esa línea, Cuesta Morúa agregó que “muchos están sacando las cuentas de que, con eso, podrían mantener a sus hijos y a su familia. Pero a través de esa imagen, los cubanos ya tienen claro, que a la cabeza del régimen no le importa lo que piensa la gente”.
Para la gira, las autoridades cubanas contrataron un avión a la española Plus Ultra, que según expertos tendrá un precio total que superará los 100.000 dólares. Habrá que agregar los gastos de hospedaje, alimentación y compras de la delegación oficial en la que están incluidos, el canciller Bruno Rodríguez, el Ministro de Comercio Exterior, Oscar Pérez-Oliva Fraga y altos mandos militares.
“No importan los vestuarios lujosos, los relojes carísimos, muy en contradicción con la situación de crecimiento de la pobreza en Cuba, lo que importa son los resultados y resultados no estamos viendo ninguno”, dijo López Hernández.
“Se sigue viajando, se siguen gastando recursos que no tenemos para que el ‘presidente’, su esposa y la delegación que los acompaña visiten esos países, pero en la práctica económica, política y social nada es diferente”, recalcó.
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